viernes, 19 de febrero de 2010

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Dios mío, oh santo cielo!
¿Qué se supone que pasará de aquí en adelante con mi alma?
Muchas veces me paro a pensarlo, pero qué mas da, me siento tan adentro de mi misma que no necesito más que el aire puro de una buena mañana o de una noche serena.
No necesito cargas emocionales que me dejen con un agrio sabor de boca, ni tampoco esa colilla olvidada a falta de una ardiente calada, quizás debiera preocuparme pero simplemente no lo hago, no tengo motivos para hacerlo, siento calambres por todo el cuerpo y eso me altera y me sube muy alto, infinito.

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